sábado, 1 de agosto de 2009

Ultimo viaje > Destino Machu Pichu!

He aquí mis últimos pasos sobre Sudámerica (por ahora), durante mi estancia en Argentina.. el último y más añorado viaje no habría podido ser nada menos que los anteriores.. guarde lo mejor para el final! Fue un viaje arduo y fugaz, pasando por el norte de Argentina, Bolivia y Perú con destino a Machu Pichu, para lograrlo me mantuve siempre en movimiento y durmiendo en colectivos y trenes siempre que fuera posible (para ahorrar tiempo y dinero) hago énfasis en "siempre que fuera posible" porque a veces el frío, el hambre y/o las condiciones del medio de transporte y los caminos no lo permitían, esto también incluyó "dormir" o más bien amanecerme en terminales más de una vez, así como gastar en comida solo una vez al día, tomar mucho mate y racionar los recursos disponibles. Conocí parte de lo mejor de dos países en una semana y media, así como el noroeste de Argentina, que pareciera pertenecer ya a otro país; en Salta ya se pueden observar razgos distintos en las personas y en su lenguage; esta ciudad rodeada de sierras tiene un toque colonial, en sus calles empedradas alberga varios museos e históricas iglesias, el viento despeinaba los enormes árboles de hojas secas y las esparcía por la ciudad; y La Quiaca en la frontera, ya parece parte del país vecino; es una pequeña ciudad que da la impresión de estar abandonada u olvidada en el mapa, a pesar de tener mucho tráfico diario de locales y extranjeros primordialmente por motivos comerciales, es una ciudad hecha de barro, tierra y comerciantes de caras quemadas por el sol. Los razgos indígenas, las ropas típicas y la humildad de sus habitantes me recordaron a los indígenas de México, al observar estas similitudes en distintos países me doy cuenta que en realidad todos estamos conectados por nuestros antepasados y no somos tan diferentes, sin embargo existe mucha discriminación hacia los pueblos indígenas en muchas naciones y en este caso, hacia los bolivianos, que buscan mejorar su calidad de vida en los países vecinos. En la frontera los extranjeros reciben trato preferencial para circular aunque por otra parte, algunos transportistas y comerciantes tratan de aprovecharse de su ignorancia. En mi experiencia conocí personas muy amables que me orientaron y ayudaron durante mi travesía y otras, que intentaron aprovecharse de la situación, como agentes de transporte que te engañan para que compres servicios que no te pueden ofrecer, te abandonan en rutas desiertas a media noche o personas que te dan el cuarto más caro del único hostel disponible; pero hay que saber seguir el instinto y confiar en que todo saldrá bien. Algo que me gustó fue que en el norte de Argentina y tanto en Bolivia como en Perú se come picante, se hacen salsas y guisos condimentados y picantes, esa fue una agradable sorpresa. En mi paso por Bolivia, me tocó celebrar el día del amigo, mientras recorría el Salar de Uyuni, observaba islas desérticas, flamingos y volcanes, un nuevo amigo me regaló una estrella de sal para recordar este día. Los caminos que recorrí por Bolivia fueron de los más arduos pero reconfortantes que he experimentado, el transporte ha sido uno de los peores, considerando viajar largas distancias sin baño, en rutas inhóspitas, despavimentadas y sin iluminación, con ventanas que no cierran, corrientes de aire frío y comiendo polvo, eso si, rodeada de mujeres con enormes polleras donde guardan niños y mercancía que las cobija, fue ahí también donde observé uno de los cielos más despejados y estrellados que he visto, en medio del desierto. Sin embargo uno de los momentos que más me impactaron fue viajando en tren, hacia Uyuni, mientras cenaba un sencillo pero completo plato con pollo, arroz y ensalada, y me percaté que una familia entera: papá, mamá, dos niños y una bebé, compartían entre ellos, lo mismo que yo, mi plato alimentaba a una familia entera! Me sentí privilegiada y egoísta a la vez, pero lo mejor de todo, fue ver a esa familia tan feliz, al compartir la comida un bocado a la vez, sonriendo y abrazándose mientras lo hacían; estos eventos ponen en la correcta perpectiva lo que realmente importa. En el camino conocí algunos extranjeros turistas como yo, pero lo mejor fue conocer locales, quienes me platicaron de su realidad al tiempo que me orientaron por los lugares que transitaba. La Paz es una ciudad poblada de colinas llenas de casas y calles interesantes por recorrer, hay mayor movimiento cultural y turístico que en el resto de las pequeñas ciudades que visité en este país. La frontera con Perú es muy agitada, llena de carritos-bicicleta y carretas con mercancías y mujeres con grandes polleras de colores, es casi intransitable de tan abarrotada que está; apenas cruzando se pueden encontrar puestos de jugos naturales, pan, guisos y otras cosas exquisitas. Así como también paisajes hermosos. Cuzco es una ciudad muy linda y muy bien cuidada, con históricos edificios y museos, artesanías, calles empedradas, extranjeros residentes y turistas, mucho para ver y para hacer, estuve ahí muy poco para aprovecharla en su totalidad pero valió mucho la pena; la tan esperada última parada, después del camino recorrido, no supo a menos, pero fue el viaje en sí mismo mi mayor regalo. Sin embargo, llegar a Machu Pichu y estar parada ahí, frente a un escenario imponente, con tanta historia y riqueza cultural y natural, es mágico, es un privilegio poder andar los caminos andados por los Incas y tener la fortuna de contemplar tan sagradas manifestaciones, quedarte sin aliento y sentir la energía que emana de ese lugar. No encontré el sentido a mi vida, ja, que tantos buscan o dicen encontrar, pero sí la valoro más, y toda esta experiencia me abrió los ojos a nuevos mundos y me aterrizó más en el nuestro. Este es un viaje para aventureros, aprendí que entre más arduo el viaje, mayor es el aprendizaje y la recompensa es invaluable.

Algún día volveré a caminar sobre mis pasos y quizá con otros ojos que vean cosas nuevas en lugares viejos, por ahora me quedo con esta experiencia que me hizo más guerrera y humilde a la vez. Con este, mis viajes por el cono Sur por ahora cesaron. He recorrido un largo camino desde que salí de casa, ahora mi casa es el mundo. Me siento plena y satisfecha, no podría pedir nada más.

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